Una de las principales habilidades que un intérprete debe desarrollar es la capacidad de recordar a corto plazo.
Esta es especialmente importante cuando se interpreta de forma consecutiva (donde se escucha y luego se traduce).
Se trata de poder retener ideas largas sin olvidar datos cruciales como nombres, números, fechas o palabras específicas. Fortalecer esta memoria es vital para que el mensaje original se mantenga preciso y sin errores.

